Cuando se escucha hablar a los parlamentarios venezolanos
afines al gobierno de Maduro, da pena ajena. Claudio Farías dijo que “el modelo
económico desarrollado por el Gobierno es perfecto para el pueblo”. Lo que
uno no sabe es a qué pueblo se refiere. Debe ser al pueblo colorado,
rojo-rojito, el corrupto que se vive al Estado desde el gobierno, porque al
pueblo-pueblo, el que recorre las farmacias con un récipe en la mano buscando
los medicamentos más sencillos, para ese no existe “modelo económico”, existe “modelo
desabastecimiento”.
Las palabras de este diputado suenan a aquellos automóviles
que se llamaban regulados. Eran aquellos que, por no tener platinas, ni
tapacubos (tazas), ni dirección hidráulica, tenían un precio fijado por los
gobiernos de la Cuarta República por debajo de los precios de los coches que sí
estaban dotados de todos los adminículos. Era un “modelo económico” frente a un
“modelo-modelo”. Pero, había carros, para todos, aunque se apuntaran los
venezolanos en una lista. Había repuestos, talleres, remedios, comida, en fin
había. Había economía porque se invertía en industrias y empresas. Había confianza
en la inversión porque estaba clasificada por encima de la B, el modelo
económico venezolano, no esa triple “C” que más parece las siglas de un centro
comercial del Este de Caracas.
Diputado Farías, hay que ser un bastante ingenuo para pensar
que con peroratas de comunicación se puede hacer creer que el modelo económico
del chavismo es bueno. Hay que seguir a la gente, la sencilla, la que le duele
la cabeza y no consigue Ibuprofeno, la que busca pañales y papel toilette, la
que quiere tomar leche en el desayuno, o que busca poder ahorrar de verdad para
su jubilación, a esa para preguntarle si el “modelo económico” les gusta o, si
por el contrario, preferirían el “modelo-modelo”.
Se oyen las voces. Si afinamos el oído ¡nos tranzamos por
las platinas! ¡Las tazas cromadas! ¡La dirección asistida! Todos queremos que
haya pan, medicinas, buenas escuelas, queremos el “modelo-modelo” no ese “modelo-regulado-estrujado-mal-pintado-del-bolivarianismo-revolucionario-trasnochado”, el "modelo-desabastecimiento" que nos venden en cómodos plazos que nos han ido encaminado a la pobreza.
Atrás se queda el discursito ese de que la oposición esto o
aquello. Son 15 años en el poder. Tres lustros, tres gobiernos de la cuarta.
Quince años jodiendo a la economía, destrozándola, haciéndola añicos,
expropiando, vejando a los industriales. Ya no pueden tapar la realidad de la CCC+ que
le colocó Standar &Poor’s. No se trata de ir a hablar por la televisión,
se trata de la economía de verdad, de la grande, de la que preocupa y ocupa el
sueño de los inversores. Con esa nota de deuda, Venezuela pasa directamente a la
papelera de cualquiera que tenga dos dedos de frente para invertir.
Diputado Farías, vaya a hacer su trabajo y guarde silencio
para cuando verdaderamente tenga algo qué decir para el pueblo-pueblo, para los
que quieren el “modelo-modelo”, uno en el que las notas de deuda no sean “raspado”
(suspenso), sino “eximido” (sobresaliente). Un modelo que sea compartido por todos, no por
los rojo-rojitos, sino por todos los hijos de vecino que habitan en ese país
tropical bañado de petróleo, buenas temperaturas, mar, Andes y gente dispuesta
a vivir en paz.